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Duelo, resiliencia y motivación

Hola, soy Daniela

AQUELLA MAÑANA DE OTOÑO

En octubre de 2021, mi vida cambió para siempre: me dijeron que mi hija Cori moriría de cáncer. Desde que enfermó, dos años antes de que me anunciaran su muerte, cada día vivíamos una pérdida. No solo sentíamos perder la posibilidad de un futuro para ella, sino también la vida que conocíamos como familia. Perdimos la estabilidad, la certeza y la sensación de que todo estaría bien.Cuando llegó el anuncio de que no había posibilidad de curación, el mundo se derrumbó frente a nosotros. ¿Cómo se sigue adelante sabiendo que el final está cerca? ¿Cómo vives cada día sabiendo que el tiempo con tu hija se agota?

ASÍ COMENZÓ NUESTRO DUELO

Cuando nos dijeron que no había nada más que hacer para curarla, cada día era una montaña rusa. Pasaba de la esperanza a la desesperación en cuestión de horas. Sentía que no iba a ser capaz de afrontar lo que venía, que mi familia se acababa, que no podía criar a mi otro hijo.Cori murió a sus 9 años, 9 meses después de aquella noticia. Sin embargo, el duelo no empezó el día de su muerte, sino mucho antes. En muchas ocasiones me sentí rota, inútil, incapaz de sostener mi propia vida, mucho menos la de los que dependían de mí. Pensaba que nunca volvería a ser la misma, que perdería para siempre la capacidad de disfrutar, de encontrar sentido, de seguir adelante.Sin embargo, mi hija me dio una gran lección en vida, en medio de su enfermedad: siempre hay un motivo para seguir. Así que decidí avanzar, a pesar de que parecía una tarea titánica.Hice terapia, busqué respuestas, me apoyé en la ciencia, en los libros, en la formación en duelo y pérdida y, también en aquello que no está escrito: vivir a través de su legado. Acepté mi dolor y lo viví desde dentro, sin huir de él.Cuando el dolor ya no lo llenaba todo, entendí que hay una manera de ser feliz durante y después de la adversidad. Sí es posible volver a sonreír y disfrutar de todos los momentos. Es posible volver a agradecer de corazón y sentirnos en paz.La muerte de mi hija me permitió hacer una transformación interna que me convirtió en una versión mejorada de quien ya era: con una idea más clara del sentido que quiero darle a mi vida, de lo que es realmente importante, de los valores con los que quiero vivir.

Mi propósito es para ti

Hoy, mi propósito es acompañar a quienes atraviesan el duelo, ofreciendo lo que yo tanto necesité: que alguien recorriera este camino conmigo, compartiendo su experiencia, alguien que me mostrara que, aunque el dolor no desaparece del todo, sí es posible encontrar luz en medio de la adversidad y transformar el dolor en amor y resiliencia.

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